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jueves, 24 de octubre de 2013

El pensamiento liberal y socialista

 

En el siglo XVIII surgieron nuevas formas de pensar la vida social. Esas reflexiones influyeron de manera decisiva en las formas de concebir y realizar la actividad política y, en consecuencia, modificaron las relaciones entre el poder político y la sociedad a lo largo del siglo XIX.
Entre esas nuevas formas de pensar cabe destacar el liberalismo, una concepción de la sociedad que privilegia la libertad del individuo frente al Estado y la sociedad. Considera que para ser plenamente libre, el individuo debe gozar y disponer libremente de sus bienes, por lo tanto, consagra a la propiedad privada como un derecho fundamental y un principio que debe garantizar el sistema político y económico. El liberalismo considera a la sociedad como una asociación de individuos libres y, al Estado, como la entidad que debe garantizar el ejercicio de esa libertad individual. Por ello, proclamó algunos principios básicos, como la libertad de cultos y la de expresión, la libertad de comerciar y la de asociarse, la libertad de enseñar y la de aprender. Todos ellos, característicos de un nuevo orden social, el capitalismo. Los principios liberales se convirtieron en herramientas importantes para organizar la mayor parte de los regímenes políticos contemporáneos.
Pero el liberalismo empezó a ser cuestionado a raíz de las transformaciones sociales y económicas que se producían a medida que se expandía la sociedad capitalista. Un nuevo conjunto de ideas y creencias políticas, el socialismo, empezó a tomar vigor, a partir de 1848, en buena parte de los países europeos. Si el liberalismo hizo hincapié en la libertad, el socialismo lo hizo sobre la igualdad de los individuos, en un sentido diferente a la igualdad ante la ley que postulaban los liberales.
Las ideas y creencias socialistas fueron las banderas que enarbolaron los trabajadores en casi todo el mundo, y así consiguieron leyes sociales, condiciones materiales de vida mejores que las del siglo XIX. También el socialismo tuvo su expresión en los partidos que llevaron su nombre y que buscaron instalar, desde los gobiernos democráticos, discusiones que permitieran obtener leyes favorables para los obreros.


LIBERALISMO POLÍTICO Y ECONÓMICO

Las revoluciones burguesas en Europa, al destruir el Antiguo Régimen, dieron lugar a un nuevo tipo de Estado que los historiadores denominaron Estado liberal, y la ideología que sustentaba estos regímenes burgueses es lo que se ha dado en llamar liberalismo: liberalismo político y económico.
Liberalismo político significaba respeto a las libertades ciudadanas e individuales(libertad de expresión, de asociación, de reunión); existencia de una Constitución inviolable que determinase los derechos y deberes de ciudadanos y gobernante, separación de poderes -legislativo, ejecutivo y judicial- para evitar cualquier tiranía; y derecho al voto, bien como sufragio universa, aunque en este último caso más que de liberalismo político habría que hablar de democracia.
Junto a este liberalismo político, el Estado burgués del siglo XIX estaba también asentado en el liberalismo económico: un conjunto de teorías y de prácticas al servicio de la alta burguesía dominante y que, en gran medida, eran consecuencia de la Revolución Industrial. Desde el punto de vista de la práctica, el liberalismo económico significó la no intervención del Estado en las cuestiones sociales, financieras y empresariales. A nivel técnico supuso, además, un intento de explicar racionalmente y justificar el fenómeno de la industrialización y sus más inmediatas consecuencias : el gran capitalismo y la miseria de la clase trabajadora.
La alta burguesía europea, cada día más poderosa y rica, con el poder político ya firmemente asido, veía con inquietud cómo alrededor de las ciudades industriales iba surgiendo una masa proletaria, también cada día más espantosamente pobre. Necesitaba, por tanto, una doctrina que explicase este hecho como inevitable y, en consecuencia, sirviese para tranquilizar su propia inquietud. Tal doctrina la encontró en dos pensadores ingleses. Adam Smith (1723-1790) y Thomas R. Malthus (1766-1834), que pasaron así a se los pilares ideológicos del liberalismo económico.
Smith pensaba que todo el sistema económico debía estr basado en la ley de la oferta y la demanda. Para que un país prosperase, los gobiernos debían abstenerse de intervenir en el funcionamiento de esa ley ; los precios y los salarios se fijarían por sí solos, sin necesidad de intervención alguna del Estado. Y ello, entendía, no podía ser de otro modo, por cuanto si se dejaba una absoluta libertad económica, cada hombre , al actuar buscando su propio beneficio, provocaba el enriquecimiento de la sociedad.
Malthus partía del supuesto de que , mientras el aumento creciente de población seguía una proporción geométrica, la generación de riquezas y alimentos sólo crecía aritméticamente. Resultaba por ello inevitable que, de no ponerse remedio, el mundo se hundiría en la pobreza. Ese remedio no podía ser otro que el control de natalidad en los obreros, y que estos quedasen abandonados a su suerte, para que así su número disminuyese.
En resumen, tanto Malthus como Smith lo que estaban pidiendo era la inhibición de los gobernantes en cuestiones sociales y económica. Y eso fue lo que ocurrió: el Estado burgués europeo del siglo XIX se limitó a garantizar el orden público en el interior de sus fronteras, renunciando a cualquier tipo de política social, de justicia redistributiva y de intervención de la economía. Nada mejor para los grandes capitalistas, que quedaron con las manos libres para enriquecerse al máximo. La riqueza se convirtió en una virtud, los clérigos, desde el púlpito, presentaban la pobreza como una consecuencia del vicio y el pecado, con lo cual estaban justificando de hecho su existencia.
Frente a este Estado liberal y en esta sociedad burguesa, el proletariado se encontró indefenso. Por ello, su lucha por la vida y por los derechos que se les negaban tenía que convertirse necesariamente en una lucha contra el liberalismo económico y la burguesía capitalista.


EL SURGIMIENTO DE LAS ORGANIZACIONES OBRERAS

Las malas condiciones de trabajo generaron críticas y actitudes reformistas. En los inicios de la Revolución Industrial sólo hubo una reacción por parte de los obreros, que pensaron que las máquinas eran las culpables de su situación y organizaron motines para destruirlas. Percibían a las maquinarias como competidoras, que por una parte quitaban puestos de trabajo para los obreros y por otra prolongaban la jornada laboral. Con el correr de los años los obreros atribuyeron otras causas a sus problemas y se organizaron sindicatos y asociaciones en procura de mejores condiciones laborales y de vida.Los primeros sindicatos surgieron en Inglaterra, el país pionero dela Revolución Industrial. En un principio, eran agrupaciones ilegales, ya que por una antigua tradición estaba prohibida la asociación de trabajadores. Posteriormente, lograron que se les concediera la legalidad. Los trabajadores ingleses organizados en las Trade Unions (Organizaciones sindicales de Inglaterra) reclamaban la participación política y reivindicaciones laborales, , reducción de la jornada e incrementos salariales.
Durante la primera mitad del siglo XIX, en Inglaterra se desató el movimiento carlista, iniciado en 1836 cuando la Asociación del Trabajo, publicó la Carta del Pueblo. Su propuesta política fundamental era el establecimiento del sufragio universal y el derecho de la clase obrera de acceder al Parlamento. El movimiento se manifestaba además con mitines, conferencias y huelgas organizadas por los trabajadores. Aunque estas manifestaciones fueron reprimidas, se lograron algunos de los reclamos: el gobierno dispuso la reducción de la jornada laboral a 10 horas.
Los adelantos del movimiento obrero en Inglaterra durante la primera mitad del siglo XIX brindaron a los trabajadores europeos un modelo para su accionar , especialmente en Francia y en Alemania.
En 1864 tuvo lugar un acontecimiento relevante para el movimiento obrero europeo: la fundación de la Asociación Internacional de los Trabajadores, cuya primera reunión se realizó en Londres. El movimiento estaba integrado inicialmente por obreros de Inglaterra y de Francia y por algunos exiliados de otras regiones de Europa (polacos, alemanes, italianos, suizos) que residían en Londres. La actividad de la Asociación creció paulatinamente y alcanzó a tener filiales en otros países. En Francia, la ciudad de París se convirtió en el centro más activo de la Asociación. La Primera Internacional se mantuvo hasta 1876. A fines del siglo XIX se organizó la Segunda Asociación Internacional de los trabajadores.


LAS CORRIENTES POLÍTICAS DEL MOVIMIENTO OBRERO

Los primeros pensadores que criticaron las injusticias de la sociedad burguesa y reivindicaron los derechos de los trabajadores se pueden rastrear en la Revolución Francesa. Ya por entonces, el planteo era que la sociedad no debía garantizar solamente la igualdad de oportunidades sino también la igualdad de resultados, es decir que no sólo debía haber igualdad política y jurídica sino también igualdad económica.
La Revolución Industrial por su parte, modificó las relaciones sociales con la consolidación de la burguesía( los empresarios) y el proletariado (los asalariados) generando una gran explotación de los primeros sobre los segundos. En esta época de importantes modificaciones económicas y sociales, surgieron pensadores que idearon nuevos sistemas para superar los problemas que presentaba el capitalismo o para reemplazarlo por sistemas diferentes. En 1832 la prensa francesa publicó por primera vez la palabra socialismo, los partidarios del socialismo eran los que ponían el acento en el aspecto comunitario delas relaciones humanas frente a quienes exaltaban los principios individuales. En general abogaban por la abolición de las clases sociales, de la propiedad privada y de la pobreza. La historia del pensamiento socialista se entrecruza con la historia del movimiento obrero por ser una ideología que aspiraba a representar en gran parte los intereses de los trabajadores.
No obstante, el movimiento socialista englobaba a personas con opiniones diferentes, tanto en cuestiones políticas como económicas. Durante el siglo XIX estas tendencias divergentes estuvieron representadas fundamentalmente por tres tipos de socialismo: utópico, marxista o científico y anarquista.



EL SOCIALISMO UTÓPICO: FOURIER, SAINT- SIMON Y OWEN

Los seguidores de los pensadores franceses Saint- Simon y Fourier y el del inglés Roberto Owen fueron quienes recibieron primero el nombre de socialistas, porque la cuestión social era fundamental en su pensamiento. Coincidían en proponer la cooperación entre los seres humanos para obtener los medios de subsistencia, en lugar de lograrla mediante la competencia defendida por el liberalismo. Eran partidarios de la organización económica para lograr el bienestar pues desconfiaban de las leyes naturales del mercado.
Se presentaban como defensores de los derechos de los trabajadores pero no creían que necesariamente el proletariado y la burguesía tendrían que enfrentarse para llevar a cabo sus respectivos proyectos. Estos pensadores socialistas recibieron el nombre de utópicos porque presentaban al socialismo como una aspiración para lograr la mejor sociedad posible pero sin especificar los métodos para concretarla. En cierto modo esta calificación encerraba una crítica por parte de quienes consideraban sus teorías como positivas pero irrealizables.
En esos años también surgieron conspiradores que organizaban revueltas y motines para protestar por las condiciones de vida de los trabajadores.



EL SOCIALISMO CIENTÍFICO: MARX Y ENGELS

Los sucesos del 48 marcaron la aparición del movimiento obrero. Aunque en muchos casos se trataba de artesanos y jornaleros, su presencia diferenciada se hizo sentir por primera vez en estos acontecimientos. Fue este un momento de gran renovación de ideas y de dirigentes y los protagonistas fundamentales del movimiento obrero de las décadas posteriores tuvieron su bautismo de fuego en las barricadas de la Revolución del 48. Muchos trabajadores e intelectuales se reunían en grupos en los que a menudo participaban activistas de diferentes países. Entre esos grupos se encontraba la Liga de los Justos, que había tenido su origen en Alemania y en la que militaban dos jóvenes intelectuales alemanes: Karl Marx y Friedrich Engels. En 1848 la Liga cambió su nombre por el de Liga de los Comunistas encargando a Marx y Engels la redacción de un programa político que se llamó Manifiesto Comunista. Puede considerarse que este fue el texto fundacional del pensamiento socialista moderno, que para diferenciarse del anterior, comenzó a llamarse "socialismo científico". Posteriormente , Marx encararía una tarea de análisis crítico de la sociedad capitalista en su obra principal El Capital.
Entre los puntos de partida fundamentales se encuentran el materialismo histórico. Según esta teoría, la historia y la evolución de la humanidad están determinadas por el juego de las fuerzas económicas. En este sentido, cada etapa del proceso productivo, cada modo de producción (esclavista, feudal o capitalista) entrará en colisión con las nuevas relaciones surgidas de su propio interior generándose cambios de sistemas. Marx sostuvo que le capitalismo era uno de los tantos "modos de producción" que los hombres habían creado a lo largo de la historia, como resultado de las relaciones sociales que establecían entre sí. Esta idea era revolucionaria porque permitía pensar la historia como una sucesión "progresiva" de formaciones sociales que cambiaban constantemente. La teoría marxista de la historia planteaba que la sociedad capitalista se derrumbaría de manera inevitable. Marx argumentaba que la burguesía, para poder seguir acumulando capitales, aunque no se lo propusiera, la burguesía ayudaba a crear una clase social de desposeídos (el proletariado industrial), que se transformaría en la fuerza social que destruiría el capitalismo. Según Marx y Engels, las distintas sociedades existentes a lo largo de la historia siempre se han caracterizado por la presencia de grupos humanos (las clases sociales) enfrentados entre sí. El capitalismo, con todo el avance que significó en cuanto a la destrucción de los privilegios feudales y el impulso que dio el progreso tecnológico y científico, instauró una forma de sociedad caracterizada por la lucha entre los burgueses y los trabajadores( a quienes Marx y Engels también llamaban proletarios). Según la teoría de estos pensadores, la riqueza de la sociedad capitalista es un producto del trabajo humano y los capitalistas o burgueses, que son los dueños de las fábricas, las máquinas y la tierra, explotan a los trabajadores al no retribuirles el total de su trabajo sino sólo una parte de él, el salario. La diferencia entre lo que los capitalistas pagan y el valor del trabajo realizado es lo que Marx y Engels llamaron plusvalía que es tomada como propia por los capitalistas y constituye el origen de la riqueza. Para ellos la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado llevaría al triunfo del segundo, y tras ese triunfo sobrevendría una sociedad en la que el poder sería ejercido por los trabajadores, que eliminarían las desigualdades económicas existentes entre los hombres. La lucha de clases era para Marx el "motor de la historia".
El socialismo científico o marxismo se convertiría en una de las corrientes fundamentales del movimiento obrero, tanto del siglo XIX como del siglo XX. Fue la fuente de inspiración para la revolución rusa de 1917 que fundó el comunismo moderno, logrando también gran aceptación en Alemania y en menor medida en Francia, donde se enfrentó con los ideales anarquistas.



EL ANARQUISMO

Los anarquistas proponían un modelo social basado en la libertad, que tendría como principal característica la total igualdad de los hombres. En la anarquía o sociedad libertaria se suprimiría el concepto de autoridad de unos hombres sobre otros. El libre acuerdo fundamentaría la nueva relación social. Para alcanzar esta nueva sociedad consideraban necesario el cumplimiento de una serie de postulados políticos, económicos, sociales y morales. Entre ellos: la abolición del Estado y de todo poder que proclame leyes, la anulación dela propiedad privada, la organización de la vida social por obra de libres asociaciones o federaciones de productores y consumidores. Esta concepción del anarquismo parece estar relacionada con los orígenes de su ideología : el fervor por el logro de la " sociedad de productores libres" podría representar la defensa de los artesanos frente a la concentración impuesta por la industrialización . Por eso en un principio las ideas anarquistas tuvieron mayor éxito en los países como Francia, España o Italia, donde el industrialismo no se había desarrollado completamente. Las ideas del anarquista José Proudhon(1809-1865), defensor de los pequeños productores, tuvieron muchos seguidores entre las asociaciones de artesanos franceses, especialmente en Paris. En esta línea de pensamiento se destacó también el ruso Miguel Bakunin quien postulaba que los trabajadores debían abstenerse de participar en las luchas políticas parlamentarias y mediante la adopción de "métodos de acción directa" 8huelgas, levantamientos armados, etc.) debían prepararse para llevar a cabo la "Revolución Social" (la eliminación brusca de la sociedad burguesa y la instauración de la sociedad sin clases ni derecho de propiedad).

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